La visita
Pasarle una visita a un piso no es abrir la puerta de entrada y decirle al interesado: «Hola, esta es la cocina, este es el salón, y estos los dormitorios». Eso ya lo saben ellos.
Pasar una visita es muchísimo más que eso, y podríamos escribir mucho sobre el tema.
En «Consejos para vender tu ático (IV)«, hablábamos de la «puesta en escena», y de la importancia del orden, la eliminación de trastos, enseñas, fotos familiares, símbolos religiosos, pero también de la temperatura, el olor, los colores…Todo para conseguir que un interesado pueda verse viviendo allí.
En este post no vamos a repetirnos. Nos vamos a centrar en la visita en sí, en cómo debería desarrollarse, en cómo debería hacerse. Si es que la hacemos, porque antes de quedar con nadie para abrirle las puertas de nuestra casa, deberíamos identificarlo, saber quien es, que nos dé sus datos. ¿o es que vas a meter en tu casa a un desconocido por el simple hecho de que quiere verla porque la tienes anunciada?
¿Cómo debo enseñar mi piso? ¿qué debo decir? ¿es tan sencillo como abrir una puerta?
Pero no solo eso. ¿vamos a gastar nuestro tiempo en enseñarle la vivienda a alguien que posiblemente no pueda comprarla? Porque, ese interesado que nos ha llamado, ¿tiene trabajo fijo? ¿Ahorro? ¿ha pasado previamente por su banco para que éste le precalifique financieramente?
Hemos de recordar que a casi todos nos gusta sentarnos en un Mercedes, en un Porsche, o en un BMW, pero quizá solo tenemos capacidad económica para comprarnos un Seiscientos.
Lo que más les choca a la inmensa mayoría de propietarios que intentaron en un principio vender por su cuenta, y que luego han confiado en nuestros servicios como expertos en áticos, es precisamente la grandísima cantidad de gente que «pasea» por viviendas de otros, sin animo aparente de comprar. Esgrimiendo un «no tengo prisa», un «no me urge» o un «estoy solo mirando» como quien pasea por el centro de la ciudad y entra en Zara no sabe muy bien porqué, como parte del paseo.
Gente que expresa su admiración por la vivienda que acaban de ver, pero que luego nunca más sabes de ellos, o incluso en muchos casos no te cogen ni el teléfono ni te contestan a los mensajes.
Por no hablar de la cantidad de gente que tras mostrar un interés más firme por la vivienda visitada, se acercan a su banco y obtienen un NO por respuesta.
Vender un piso no es vender una bicicleta que ya no usas. Puede parecer sencillo. No lo es en absoluto.
Antes de pasar una visita hay que preguntar, conocer al interesado y si no nos atrevemos a preguntarle si disponen de ahorro, al menos saber si han pasado por su banco.
Una Inmobiliaria que trabaje bien, te ahorrara muchísimas visitas innecesarias, porque filtrará a los interesados en función de su perfil financiero. Tenlo en cuenta.
Si la visita se pasa, lo ideal es que no quedes en la puerta de la vivienda.
A no ser que ya sean vecinos de la zona, queda a unas manzanas, enséñales el barrio, el centro de salud, las paradas de bus, los comercios de la zona o donde están los colegios.
Y una vez en la vivienda, con el interesado frente a frente, hay una máxima que debes cumplir. ¡¡DÉJALE EN PAZ!!
Es su momento. debes estar callado, mirar sus caras, estar atento a las señales, escuchar lo que dicen. Si el piso les interesa serán ellos los que pregunten.
Si te pegas la visita explicando que los visillos los hizo tu abuela y que les tienes un cariño especial, o hablando de la pena que te da venderlo, de las mejoras que le hiciste (que ya te adelanto que no cuentan casi para nada a no ser que sean muy recientes) o de encantadora que es Hortensia, la vecina de al lado, te aseguro que no habrá venta. Bueno, a no ser que el precio de tu piso esté por los suelos. Si es así, habla lo que quieras…pero que conste que tampoco te escucharán.
Esto, que parece una exageración, se queda corto. Cuando tenemos delante un posible comprador estamos ansiosos por contarle en el poco rato que va a durar la visita un montón de cosas, que os aseguro, la mayoría, ni les van ni les vienen. Como mucho se puede hablar de ciertas cosas técnicas, como puede ser la movilidad de tabiques en una hipotética reforma, pero solo si controlas del tema.
Conocer cuanto tiempo buscando lleva el comprador, cuantos pisos ha visto y en caso de que le haya ya gustado alguno, el porqué no lo ha comprado, te puede dar pistas muy importantes
Un comprador mira la zona, la fachada, las orientaciones, la distribución, el estado del piso y del inmueble, el numero de huecos, el tamaño de los mismos y el tamaño total, el precio y si éste es negociable, lo que se paga de comunidad, el tipo de calefacción…Todo influye pero deja que lo vean ellos y lo que no sepan, lo preguntarán. Y si no preguntan, es que no les interesa. No pierdas tiempo en contarlo.
Un profesional inmobiliario trabaja las visitas, no las deja al azar, y además lo ha hecho cientos de veces. Es parte de su trabajo. Escoge al mejor.